Oscilo en un vaivén aniquilante de deseos insaciados, de absurdas escusas, de temor.
Pronta a recibir la expiración de lo que por un momento creí mi destino, supongo que sólo retozaba conmigo, como lo suele hacer. Siento más próximo el entierro, distingo la melodía que entona lo finito.
Vivamos sumergidos en la presencia que nos encadena la transparencia de tu cuerpo,,, del mío.
Mi boca se seca poco a poco. La sed me consume, me apodera, me estremece, me confunde, me hace delirar. Involuciono. Me entrego a la mutación de la vida, los espacios, los tiempos divergen en un único y mismo lugar. Tu. Yo. Nunca ha sido Tu y yo.
Es preciso fenecer para olvidar, recordar, extrañar y diferenciar una costumbre de una necesidad. Una despedida no es lo mismo que un final. Buscaré en silecio mi momento, hilaré cada ápice de mis pensamientos, recurriré a mi memoria.
Con mesura, con lisura,,,grítalo hacia mí, dímelo a mí, o guarda silencio junto a mí, pero quédate, de la forma posible. Te invito simplemente a respirar. Te desafío a sentir mi ausencia de ti.
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